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Edad Antigua
Grecia
La civilización helénica de la Grecia antigua se extendió por toda la Península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade. La civilización griega tiene su origen en las primeras culturas cretense y micénica de lo años 2.700 a.c.
El Arte Griego marca un enorme referente para la civilización occidental; los modelos griegos escultóricos y arquitectónicos han sido recreados una y otra vez a lo largo de la historia.
La pintura griega se expreso con mayor fuerza en la decoración de ánforas, platos y vasijas, cuya comercialización era un negocio muy productivo en la antigua Grecia.
En un comienzo los diseños no se alejaban mucho de las formas elementales que se distinguen por ejemplo en la cultura diaguita, con intrincadas formas geométricas; solo con el correr del tiempo, éstas se transformaron en plantas y animales hasta llegar a las representaciones más ricas en diseño como lo fueron las representaciones mitológicas, plenas de color.
Las primeras esculturas griegas fueron pequeñas figuras humanas hechas en materiales muy maleables tales como la arcilla, el marfil o la cera. No fue hasta el período arcaico que los griegos comenzaron a trabajar la piedra. Los motivos más comunes de las primeras obras eran sencillas estatuas de jóvenes muy lisas y redondeadas, estas figuras plasmaban en la piedra una belleza ideal.
La escultura griega fue tomando un carácter propio a medida que avanzaba el estudio de las proporciones del cuerpo, cuando finalmente se pudo copiar fielmente la anatomía humana y los rostros ganaron mayor expresividad y realismo.
Durante el período helenístico se sofisticaron aun mas las técnicas de escultura, permitiendo la aparición de obras de inigualable monumentalidad y belleza, como "El coloso de Rodas", de 32 metros de altura.
El templo fue, sin dudas, uno de los legados más importantes de la arquitectura griega a occidente. Era de una forma simple, con una sala rectangular con enormes columnas que sostenían un gran techo decorado; esta forma básica se configuró el templo griego tal y como hoy lo conocemos.
Entonces surgieron los primeros órdenes arquitectónicos, como el "Dórico", templos más bien bajos y macizos, de gruesas columnas que carecían de base, en las costas del Peloponeso; y el "Jónico", al este, de mayores dimensiones que descansaba sobre una doble hilera de columnas, algo más estilizadas y con un base mucho más sólida.
Pronto se sumó el "Corintio", con su típico capitel terminado en hojas de acanto, las formas se estilizaron aún más y se agregó una tercera hilera de columnas. El Partenón de Atenas es la más clara ilustración de este brillante período arquitectónico griego.
Grecia
La civilización helénica de la Grecia antigua se extendió por toda la Península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade. La civilización griega tiene su origen en las primeras culturas cretense y micénica de lo años 2.700 a.c.
El Arte Griego marca un enorme referente para la civilización occidental; los modelos griegos escultóricos y arquitectónicos han sido recreados una y otra vez a lo largo de la historia.

En un comienzo los diseños no se alejaban mucho de las formas elementales que se distinguen por ejemplo en la cultura diaguita, con intrincadas formas geométricas; solo con el correr del tiempo, éstas se transformaron en plantas y animales hasta llegar a las representaciones más ricas en diseño como lo fueron las representaciones mitológicas, plenas de color.

La escultura griega fue tomando un carácter propio a medida que avanzaba el estudio de las proporciones del cuerpo, cuando finalmente se pudo copiar fielmente la anatomía humana y los rostros ganaron mayor expresividad y realismo.
Durante el período helenístico se sofisticaron aun mas las técnicas de escultura, permitiendo la aparición de obras de inigualable monumentalidad y belleza, como "El coloso de Rodas", de 32 metros de altura.

Entonces surgieron los primeros órdenes arquitectónicos, como el "Dórico", templos más bien bajos y macizos, de gruesas columnas que carecían de base, en las costas del Peloponeso; y el "Jónico", al este, de mayores dimensiones que descansaba sobre una doble hilera de columnas, algo más estilizadas y con un base mucho más sólida.
Pronto se sumó el "Corintio", con su típico capitel terminado en hojas de acanto, las formas se estilizaron aún más y se agregó una tercera hilera de columnas. El Partenón de Atenas es la más clara ilustración de este brillante período arquitectónico griego.
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