El Arte en la Historia

-
Edad Moderna

Como suele suceder en la historia, las fechas o hitos que marcan el punto de separación entre una era u otra, son meramente indicativos, ya que nunca hubo un paso brusco de las características de un período histórico a otro, sino más bien una transición gradual y por etapas.

Al igual que en la historia, el Arte de la Edad Moderna tampoco fue una repentina ruptura frente al arte medieval, sino mas bien un proceso continuo desde donde poco a poco se retomaron los modelos que se consideraban clásicos (el arte grecorromano) como el de la naturaleza y la perfección del cuerpo.


Renacimiento

En pintura, las novedades que desencadenarían el Renacimiento se introducirán de forma paulatina pero irreversible a partir del siglo XV. Giotto, pintor aún dentro de la órbita del Arte Gótico, desarrolló por primera vez en sus pinturas conceptos como volumen tridimensional, perspectiva, naturalismo, que alejan su obra de los rígidos modos de la tradición bizantina y gótica del medioevo.

Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento significa una "ruptura". Romper con los tradicionales cánones de estética artística y concebir la concepción de belleza a través de la anatomía, las proporciones, cánones, perspectiva, utilización del color, idealización y expresión, fueron sin duda un gran salto artístico en la historia.

Como aspecto fundamental en la belleza de la obra renacentista es el naturalismo o la imitación de la naturaleza. El artista renacentista fue un gran imitador de la realidad y mientras mejor era imitando, mejor era su desempeño como artista.

En este periodo se reconoce al artista, su nombre y sus obras. Los mecenas jugaron un rol fundamental en el desarrollo propio de cada artista; para la aristocracia de la época una buena obra artística era símbolo de poder y grandeza.

Es aquí donde entra en juego esa belleza añadida por el artista, aquella que gracias a su experiencia y a su talento que a perfeccionado a lo largo de toda su vida, logra plasmar en sus obras toda esa belleza natural que contempló con tanto ahínco. Sin duda los representantes innatos de estas descripciones, y estandartes del renacimiento son Miguel Ángel Buonarroti y Leonardo Da Vinci (1452 – 1519).

El arte renacentista, en especial la pintura, está sin duda ligada al ejercicio intelectual realizado con la practica del dibujo para alcanzar la perfección y a su vez, una belleza sensible que desborda un marcado naturalismo en la obra.

Este saber entra en relación lo que para el artista del siglo XV entendía como ciencias que son: matemáticas, la geometría, la óptica, el simbolismo, la religión, la perspectiva, la mecánica, la anatomía y la fisiología, así como la teoría de la luz y de los colores. Todas estas características eran un medio para conocer y explicar plásticamente la realidad.

En la Capilla Sixtina, se pueden observar casi todas esas características anteriormente señaladas. Principalmente se hace notar el naturalismo de los cuerpos humanos como principio de belleza, aquí todos los miembros del cuerpo entran en juego con un movimiento característico de cada personaje.

Los cuerpos están proporcionados y todas las partes están en función de un todo, cada movimiento afecta todas las partes estableciendo así el movimiento. El espacio y la perspectiva, fueron uno de los más grande avances en la pintura renacentista, utilizada en gran medida como método para representar una realidad tridimensional, y hacerlo lo más claramente posible en una superficie bidimensional. Se concibe la figura del primer, segundo y tercer plano, del ambiente, del horizonte.

En la escultura, aunque se seguían haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire libertino; se reintroduce el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, características del periodo antiguo. Aunque también la iconografía se renueva con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Aparece un inusitado interés por la perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el mismo se plasma en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el Renacimiento decae en cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor de la escultura en piedra de mármol y se recupera la escultura monumental en bronce, caída en desuso durante la Edad Media.

El principal centro escultórico del renacimiento fue sin duda la ciudad de Florencia, donde la familia los Médicis ejercieron de mecenas de numerosas obras. Lorenzo el Magnífico, por ejemplo, era aficionado a las esculturas griegas y romanas y había formado una interesante colección de ellas, poniendo de moda el gusto clásico.

El más importante de los escultores de la época fue Donatello (1386-1466), gran creador, que partiendo de los supuestos del Gótico establece un nuevo ideal inspirado en la grandeza clásica. Suyo es el mérito de rescatar el monumento conmemorativo público, la utilización heroica del desnudo (David) y la intensa humanización de las figuras, llegando al retrato en ocasiones, pero sin abandonar nunca una orientación claramente idealista.

Mas tarde aparecería en la historia uno de los escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), quien continuó con la inspiración de Donatello, pero llevo sus obras hasta tal punto, que marcó la escultura de todo el siglo, que muchos de sus continuadores no fueron capaces de recoger.

Visitante N°

Sitio protegido por la Ley N° 17.336, de Propiedad Intelectual.